Cuando se te va un ‘like’ sin querer

Dice un dicho que por la boca muere el pez. El equivalente humano es por el teclado de los celulares. Esos aparatos que se supone nos facilitan la vida, pero en verdad nos la complican de mil tragicómicas maneras diferentes.

Una vez, hace años, me llegó una notificación de Facebook de que “Betty” le dio like a una de mis publicaciones. Dado que “Betty” y yo éramos conocidas y ella a menudo me comentaba los escritos de Café con Teclas cuando esto era solo un blog, no me pareció nada fuera de lo ordinario. HASTA QUE abro dicha publicación y veo que se trataba de una foto mía, con mi ex, en Pedasí, de cuatro años atrás. Obviamente “Betty” estaba buceando en mi cuenta. A Betty se le fue un like sin querer.

Ahora me río y en ese entonces también me reí de la osadía que debe tener cualquier persona para meterse a buscar información de terceros en MÍ cuenta. Hey, si quieres saber algo, pregúntame. Pero si no, bienvenidos sean todos los seres humanos que quieran hacer research investigativo en mis redes sociales. Pero al menos tengan la prudencia necesaria para que YO NO ME DÉ CUENTA. Porque ojos que no ven, corazón que se le resbala.

Además de esa metida de pata, estos son otros errores en los que tarde o temprano todos los que usamos celulares podemos caer, especialmente los rookies:

• Ver el Instagram Story de alguien que no quieres que sepa que viste su Instagram Story. El otro día una amiga estaba espiando a una archirrival desde su celular. Cuando le dije, “Oye, tú sabes que ella va a saber que estás viendo sus publicaciones” la pobre casi infarta y colapsa. Amigas, el circulito naranja que les sale alrededor de la foto de perfil de alguien en Instagram quiere decir que tiene un story. Si no quieres verlo y que el dueño de la cuenta lo sepa, ¡no lo aprietes!
Este tema me recuerda a la gente que no se pierde una sola de mis publicaciones, pero jamás en su vida me han dado un like y si me ven en la calle ni saludan…

• Tomarle una captura de pantalla a una conversación de Whatsapp… y enviársela por error a la persona con quien chateabas. Ese es un clásico momento de trágame tierra y escúpeme en Islandia. Pero yo les brindo una salida airosa a esta situación: acto seguido escríbanle “mira qué bonito mi fondo de pantalla”. Quién sabe, quizá se lo crea.

• Horrores ortográficos. Cuando el teclado tactil te traiciona (o tal vez tus dedos son muy gordos) y en vez de escribir Lupita Nyong’o se te va Luputa y no te das cuenta hasta que subes la nota a las redes sociales.

• A veces el Whatsapp se alborota, con muchas conversaciones andando a la vez. Mientras le escribes a alguien se te atraviesa un mensaje de otra en el chat, y de alguna manera que aún no descifro, le contestas a la persona equivocada. Lo terrible de esto es que nunca se trata de algo inocuo. Qué va. Puedo apostar que es un meme atrevido al chat del comité de madres o un comentario mordaz tipo “Uff, qué tipa más insoportable”, y se lo mandas a la tipa insoportable. ¡Arghhhhh! No se crean; esto le pasa a la gente más multitasking.

Otra muy popular es comentar en un grupo de Whatsapp algo que viste en otro grupo de Whatsapp, ¡pero mira tú! Lo escribiste en el mismo. Ahora todo el mundo te va a ver feo y probablemente te traten como una infiltrada. En serio. Mejor salte y ya.

Pues ya ven, estas son las calamidades propias y ajenas que yo recuerdo. ¿Cuáles son las suyas? ¡En serio quisiera saber!

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