el café con teclas
El reloj roto
Hace unos meses mi reloj se cayó al piso y se rompió en mil pedazos. Bueno, como en ocho, pero da igual. Quedó inservible.
Me dolió porque cuido mucho mis cosas, y si no fuera por incidentes aislados como este, probablemente me durarían para siempre. Este reloj en particular me encantaba, pero por tener un pulso de cerámica era una pieza un tanto frágil.
Lo llevé a la relojería con la intención de comprarle un pulso nuevo, pero me dijeron que por tratarse de un modelo tan viejo (tenía 11 años) ya no había piezas de repuesto. Me mandaron a averiguar a otros lugares y también por internet, pero me advirtieron que iba a ser difícil conseguir lo que necesitaba para poder arreglarlo.
Traté por todos los medios, pero, en efecto, era un reloj descontinuado. Así que después intenté conseguir un reloj compatible, aunque fuera de segunda, para intercambiarles el pulso, pero tampoco tuve éxito. Así que por último, y con resignación, decidí comprarme uno nuevo.
Al principio estaba reticente, porque estaba acostumbrada al mío, me parecía hermoso y no quería otro. Además que se me hacía más barato/lógico/práctico arreglar el que ya tenía que adquirir otro. Pero al final me quedé sin alternativas y me contenté con la noción de que debería estar agradecida por los 11 años que disfruté mi reloj y aceptar que no quedaba de otra.
Esta es una boba historia de la vida real, pero me di cuenta de que podemos verlo también como una metáfora que resume mi punto de vista ante los problemas.
Vivimos en un mundo y una época en que prácticamente todo es descartable. Lo que no sirve, lo botamos, y lo que no nos gusta lo cambiamos. Eso está mal. Debemos darle el valor que todas las cosas se merecen, y no me refiero solo a las materiales.
Cuando surge un problema, siempre hay que tratar de resolverlo, buscar la solución. Si no encuentras una, trata de encontrar otra. Pero a veces no queda ninguna. Si en última instancia te das cuenta de que este es tu caso, por lo menos quedarás con la conciencia tranquila de que trataste todo lo que pudiste y es hora de reemplazar “tu reloj” por uno nuevo. Creo que no hay pena en eso.
Tan ciertas tus palabras, en un parpadeo podemos reemplazar las cosas, las personas y las situaciones algunas, es mas facil esta opción. Que buscar la forma de abordar la situacion.
Me encanto!!!