Atropello en la 12 de octubre

El martes de la semana antepasada salí de la oficina como siempre hago, misma ruta y mismo camino hacia mi casa.

Para los que no conocen el área, les comento que la 12 de Octubre pasa por la vía España por medio de dos carriles. El de la izquierda para girar a la izquierda, y el de la derecha para seguir recto. La mayoría del tiempo estoy en el de la derecha para seguir recto, pero siempre, siempre, SIEMPRE me topo con frescos, ignorantes o despistados que se te atraviesan desde el carril de la izquierda para seguir recto. Ese martes no fue la excepción, salvo que el sinvergüenza en cuestión no se atravesó para seguir recto. Me tiró el carro, se atravesó y dobló a la derecha. O sea, hizo tantas infracciones que no sé ni de qué manera empezar a insultarlo.

Pero, sorpresa, cuando paso el semáforo, un oficial que estaba parado en la esquina me hace señas y me para. Le hice caso, pero les digo ahora sin miedo a que me arresten, que debí haber seguido de largo.

“Su licencia por favor”, me dijo. Le dije “Ok, ¿pero por qué?”. “Su licencia”, repitió. Así que saco mi licencia, se la doy y le digo: “Aquí está mi licencia, ¿me puede decir qué hice”. ¿Y saben qué me dijo? O sea, me recuerdo y se me contorsiona el hígado de nuevo. “Usted se acaba de pasar una luz roja”.

Solo les voy a decir una cosa: si yo fuera un robot, el nivel de indignación y atropello hubiera ocasionado que se me fundiera el cerebro con un cortocircuito. “¿¿¡¡Qué!!?? ¿Cómo así que me pasé una luz roja? ¡Yo no me he pasado nada!”. Y el descarado me dice: “¿Usted me está llamando mentiroso?”. Que conste que lo dijo él. Yo solo le dije “Señor, yo trabajo a una cuadra de aquí, en La Prensa, no me ha pasado ni siquiera una luz amarilla y no hay forma de que me voy a quedar callada mientras me pone esta boleta”.

Esto se pone mejor. Este rebuscón, quiero decir oficial, se dirige a su compañero, y con mi oreja asomada afuera de la ventana escucho que le dice: “Es panameña”. O sea, aló, ¡hello! ¿Esto qué quiere decir? ¿Qué tiene que ver si soy o no panameña? Entenderán que nada que ver. Rebusca nivel apocalipsis.

Así que viene el compañero y me pregunta que cuál es el problema. Digo, el cabezón debería saber que el problema es parar gente inocente como estaban haciendo ellos con intenciones dudosas, pero me limité a decirle: “Un carro se me acaba de atravesar, casi me choca, y su compañero me para a MÍ diciendo que me pasé una luz roja”. Y seguí: “Yo trabajo a una cuadra de aquí, paso por esta calle todos los días, estoy camino a mi casa y ando sin ningún apuro”.

Entonces el oficial repone en tono conciliador: “Señora, si esto ha sido un malentendido se arregla hablando, porque hablando uno se entiende, así calmado como yo le estoy hablando a usted”. Le dije “¿acaso ustedes no vieron que casi me chocan?”. Y contestó: “Sí, estamos anuentes a que en esta intersección se cometen muchas infracciones. [Te mereces un Nobel, pensé yo]. ¿Por qué cree que estamos haciendo este operativo? [Para rebuscarse]. Estaremos aquí toda la semana asegurándonos de que eso no siga pasando” [Yeah, right].

El policía me devolvió mi licencia y me fui. ¿Saben lo que es chistoso? Que no recuerdo haberlos visto ahí el día antes, y después de eso me fijé todos los días a la misma hora, y tampoco los volví a ver.

¿Qué les parece?

Suscríbete

¡Recibirás mis artículos en tu correo electrónico!

¡No enviamos spam! Lee nuestra política de privacidad para más información.

Comparte más

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *