el café con teclas
Quiero mudarme de planeta
Vivimos en un lugar donde cobra notoriedad un juego como La Ballena Azul, donde lunáticos al volante arremeten contra gente caminando tranquila en la calle, un sitio donde hay personas capaces de aventar gatitos por diversión, y la desgracia más reciente, un atentado terrorista a la salida de un concierto, donde las víctimas fueron en su mayoría niñas y adolescentes.
El video que estuvo circulando en las redes del momento del estallido me sobrecogió. Una joven adentro del estadio estaba filmando con su celular, cuando se escucha un ¡boom! y la chica exclama: “Oh my God, what did just happen?”.
Los gritos y alaridos que retumbaban desde afuera, el pánico que empezó a extenderse, gente tirándose por las barandas… pero lo que me demoró días sacarme de la cabeza fue la imagen de los incontables globos rosados flotando dentro del coliseo. Para mí esos globos simbolizan inocencia, dulzura, ilusión… ¿es que acaso ya no hay sitio seguro en el mundo?
Yo misma viajé el año pasado al Reino Unido a un concierto de Coldplay en Wembley. Fue poco después de los atentados en Bruselas, y por un momento consideré si era prudente hacer el viaje. Al final me fui, porque coincido en que no hay que dejarse someter al miedo que nos quieren imponer. Pero toda la distancia estuve pendiente de si había alguien con cara sospechosa, si detectaba algún objeto raro en el metro camino al show, si los guardias en la entrada estaban revisando lo suficiente a las personas que ingresaban al estadio…
Estaba con mi hijo de 15 años, pero no le compartí mis inquietudes, y gracias a Dios no pasó nada. Pero finalizado el espectáculo, cuando volvimos al hotel, me dijo: “me alegro de que no explotó una bomba ni nada”. Me dio tristeza, porque cuando yo tenía su edad cosas como esas ni se me cruzaban por la cabeza. Y ahora es algo real y latente.
Vivimos en una sociedad, en un mundo, en franca decadencia. Las redes sociales ayudan a propagar todo lo que acontece a nuestro alrededor, lo bueno y lo malo, mucho más rápido. Pero no nos cobijemos en ese argumento. Ahora se han tornado en comunes cosas que antes no se veían.
Me dicen que la forma de combatir la oscuridad es difundiendo luz. Cada persona tiene el deber moral y humano de hacer su mayor esfuerzo en aportar al mundo, pero el panorama es un tanto desesperanzador.
En verdad la pregunta es “What is happening??”. El mundo está cada vez más deshumanizado y no tenemos a dónde ir, solo alzar los brazos y mirar al cielo.