La Lavadora

La semana pasada se dañó mi lavadora. ¡Qué calamidad! No por ver las pilas de ropa sucia, toallas y sábanas que se amontonan con rapidez en una casa numerosa como la mía, sino porque conseguir a alguien confiable, capaz y responsable para reparar cosas, es una hazaña de proporciones mayores, que pone a prueba tu paciencia, tolerancia y autocontrol para no estrangular a alguien.

El domingo en la mañana llamé a un plomero que me recomendaron. Le pregunté que cuándo podía pasar por mi casa, y me dijo que al mediodía. ¿El mediodía de cuándo?, repuse, porque me costaba creer la buena suerte de haber conseguido un plomero que trabajara domingos. En efecto, me dijo que pasaría ese mismo día. Se hizo las 3:00 de la tarde y nada. Lo llamé y me dijo que no se dio cuenta la hora que era, que estaba lejos, y que bueno, mejor venía al día siguiente. Ni modo. Le dije que OK, pero que por favor viniera en la mañana. «A primera hora, señora. ¡No se preocupe!», contestó.

Pues a la mañana siguiente, lo llamé a re-reconfirmar (ya eran las 10:00 a.m. y eso difícilmente califica como «primera hora», incluso para alguien que le cuesta madrugar, como yo). «Sí, sí… Voy para allá. Llego como a las 5:00». Ya yo estaba comenzando a impacientarme, a echar humo en verdad, pero respiré con resignación y le dije que OK. Para hacer el cuento corto, se hizo de noche, el plomero brillaba por su ausencia, y encima de todo, el gran colmo, ¡ya ni siquiera me contestaba las llamadas!

Ojalá este fuera un caso aislado, pero es así con todo (por cierto, tengo una mesa rota, una puerta caída, un closet desarmado y 4 meses correteando ebanistas. Si saben de alguien, me pasan el dato).

Tampoco soy yo la de la mala suerte, porque al pedir ayuda en mi chat de amigas, de 12 personas, ni una sola se atrevió a referirme a alguien. Incumplido, mentiroso y fatal fueron algunos de los adjetivos para describir al personal con el que han trabajado.

A menudo escucho a la gente quejándose que la cosa está dura, que no hay plata, que no hay trabajo, etc., por lo que me cuesta entender esta actitud y desgano. Es un misterio, en verdad. ¿Alguien me lo puede aclarar?

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