el café con teclas
El Girasol
Los grupos de Whatsapp nunca han estado tan activados como ahora. Chatear es la forma de socializar en tiempos de cuarentena. Pero soy parte de tantos grupos, tan diversos, que hay algunos en los que paso como el aire: estoy, pero no me veo.
Solo abro memes. Los audios me los salto en garrocha, y los videos ni hablar. ¡Es que saturan mi celular! Pero a veces encuentro cosas que me alegran el día, o hasta mejor: me iluminan la vida.
Lo cual me parece genial. Mis últimos cuatro escritos para esta columna han tratado de la pandemia y sus secuelas, y la semana pasada me dije: “Yaaaaaaa. Bastaaaa. No quiero saber, evaluar, analizar ni escribir más nada del tema”. Pero se me dificulta hablar de otra cosa, primero, porque estoy encerrada en mi casa y no he tenido la interacción conduciva a inspirarme en algo más, y segundo, porque, a pesar de que el sentido del humor es indispensable para enfrentar cualquier dificultad, me parece insensible o fuera de orden hablar de las boberías que me ocurren, en un momento progresivamente crítico para tantos. Espero que la cuarentena se acabe pronto.
Pero hace unos días, mi amiga Lynda compartió en nuestro chat de Amigas-Pelaas, emoji con la lengua afuera, el video de un girasol que floreció en su patio. Se le escuchaba la voz emocionada mientras
filmaba el hermoso tallo. “Es mi regalito de la cuarentena”, exclamaba del
inesperado brote.
Al ver el video, yo escribí que esas son sorpresitas que D-s nos manda para subirnos el ánimo. Mi amiga Sarita le dijo que aprovechara para corroborar si es cierto que los girasoles se mueven con el sol. Alguien más preguntó que a qué se refería, y ella explicó que esa es la particularidad que le da su curioso nombre a la flor. “A mediodía supuestamente debe mirar hacia arriba”, concluyó mi tocaya.
De último llegó Tammy, que como la tremenda sicóloga que es, tiene una forma magistral de interpretar la vida y todo lo que sucede en ella, pero esta vez hasta yo me impresioné: “Los girasoles son un ejemplo de cómo nos debemos comportar: siempre buscando la luz”. Oh, wow. Cuánta sabiduría en una sola frase.
Con pandemia o sin pandemia, la vida, hermosa, nos manda pistas e instrucciones de cómo sortearla, disfrutarla y aprovecharla. Y si tenemos suerte, buenas amigas para interpretarlas.