Trabajos que no haría

NO PORQUE NO QUIERA, ¡SINO PORQUE NO PUEDO!

NO PORQUE NO QUIERA, ¡SINO PORQUE NO PUEDO!

No importa la hora que sea, ni cuántas horas haya dormido: no soy, en lo absoluto, una “morning person”. Ustedes me podrán ver despierta desde que abro los ojos, pero mi estado de ánimo queda como las computadoras, en modo inactivo, hasta un par de horas después. Lo que demora airearse la bruma en mi cabeza.

Por eso, cada mañana, cuando estoy en mi carro, quedo maravillada y perpleja al escuchar que de las bocinas brota, como confeti estridente, la voz animada, exaltada y efervescente de los dj de la radio.

NECESITO saber, ¿qué desayunan estas personas? ¿Se levantan todas las mañanas de buen humor o están fingiendo? ¿Duermen temprano todos los días o se quedan despiertos desde la noche anterior?

Esta gente tiene en su trabajo, un lunes a las 8:00 a.m., el humor que yo tenía los sábados a las 12 de la noche… hace 30 años, en la discoteca.

Y cada vez que los escucho pienso: “yo jamás pudiera tener ese empleo”. No duraría ni una semana, antes de que me boten. No tanto por llegar tarde, sino por sedar a mis radioescuchas. 

O sea, de ser necesario, pudiera intentarlo, pero comparo el resultado con decirle a un perico que ladre: tal vez lo haría, pero es innatural y un completo sinsentido.

Ustedes dirán, ¿pero tú no tienes un programa en la radio? ¡Y sí! Solo que Café con Teclas en la Radioarranca todos los lunes a la 1:00 de la tarde, ¡no a las 7:00 de la mañana!

Aparte de eso, ¿saben qué otro trabajo jamás pudiera ocupar? Aeromoza.

Me encanta conocer nuevos destinos y los aviones son la manera más rápida de llegar a ellos. Pero cada vez que viajo en uno, me parece insólito poder trasladarse por el aire dentro de una cápsula de metal con alas. Es nada menos que un milagro moderno, ¡un fenómeno! Todo va bien, hasta que te encuentras con turbulencia. Cuando eso sucede, y el avión se sacude y se menea, lo primero que hago para contener la histeria y/o palpitaciones es buscar con la mirada la cara de las aeromozas, para que me infundan tranquilidad, fortaleza, una señal de que el avión NO se va a caer. No me imagino yo transmitiéndole ninguna de esas cualidades a nadie, a una altitud de 30 mil pies. Ahora que lo pienso, creo que no sería aeromoza porque de seguro no hubiera pasado jamás el riguroso entrenamiento y proceso de selección.

Por último, menos mal no tengo las aptitudes necesarias para ser una cirujana. De haberlas poseído, hubiera sido un desperdicio. Un día me “corté” el dedo pelando un mango, y tuve que llamar a Yamileth para que viniera a evaluar el daño. Fue apenas un raspón.

Definitivamente, eso tampoco es lo mío.

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