el café con teclas
El emprendimiento 3.0
GABRIEL ESTÁ DECIDIDO A TRIUNFAR.
Abrí la alacena, esperando encontrar lo que buscaba: un paquete de pop-corn para preparar en el microondas. En vez, mis ojos se toparon con pesar y decepción. La caja estaba vacía.
“Mmm, ¡qué raro!”, pensé, no por descubrir una caja desprovista de contenido. Eso es común en mi casa y fuente perpetua de mis reclamos. Las cosas se acaban, pero nadie bota los envases. (Un día, uno de mis porfiados, que digo, hijos, me contestó alegremente que lo dejó ahí para que me recordara de comprar más barritas de granola. Digamos que su chistecito no fue bien recibido. Encima, ¡para algo existe papel y pluma!).
Regresando al pop-corn, mi sorpresa se debía a que había hecho el super uno o dos días atrás, y me pareció inusual que ya se hubieran acabado los tres paquetes que vienen en cada caja.
Iba a indagar al respecto, pero se me pasó, hasta unos días más tarde, en que Gabriel me contó emocionado del retorno de su nuevo emprendimiento: vender meriendas en la escuela.
Tengo que darle mérito, porque el chiquillo sabe reconocer las oportunidades y distinguir buenos clientes. Me imagino la fila de niños de 10 años que se forma en cada recreo, dispuestos a pagar lo que cueste un paquete de Takis. (También da crédito).
Pero lo que no me pareció, en lo absoluto, fue descubrir que yo era parte fundamental de este nuevo esquema de negocio: suplidora involuntaria.
Gabriel ha sido creador de pulseritas de limpiapipa y proveedor de servicios fotográficos de $5 al día durante viajes, entre sus emprendimientos más sonados. Cada vez que me comparte una de sus ideas (antes o después de ejecutarlas), lo felicito por tratar de ganarse la vida (como él mismo me dijo una vez), y alentar su vena de comerciante y pyme.
Creo que esto le permite desarrollar su creatividad, emplear sus habilidades, conocer la responsabilidad, sentir la satisfacción de lograr una ganancia por sus propios medios y valorar lo que cuesta ganar dinero.
Aunque lo regañé por abastecer su negocio con la despensa de mi casa, aproveché para hablarle de inversión, retorno, apuntar los créditos que da y no fiarle a cualquiera, jaja…
¿Pero saben algo? En el fondo me reí. Este niño sale con unas cosas…