el café con teclas
Un día de perros
HISTORIA DE UN MAL ALUMNO.
Eran palabras que mi hijo no esperaba escuchar. Y con ellas, sus aspiraciones se desvanecieron irremediablemente.
“No todos los estudiantes son cuadro de honor”, le dijo la señora, tratando -sin éxito- de amortiguar el golpe. “No todos van a hacer universidad y maestría. Hay unos que solo se van a graduar de la escuela”.
Es muy duro que te digan esto, pero no se alarmen. El estudiante mediocre no era mi hijo, sino su perro.
Chief tiene nueve meses y llegó a la vida de mis hijos dando brincos y pequeños ladridos.
Todos se enamoraron de él a primera vista (menos yo), y la gran ilusión era entrenarlo para que fuera, más que una mascota, un camarada.
Pero una cosa es la expectativa, y otra muy diferente la realidad.
Chief culminó con éxito el entrenamiento básico. Su futuro era prometedor, hasta que no lo fue. A duras penas terminó el curso intermedio.
“Mami, ya entendí lo que sentías cuando mis profesores te llamaban de la escuela”, me dijo Cosa #4 hace unos días y procedió a ponerme un audio que le llegó al celular.
“Los perros no son iguales y Chief no tiene la actitud para aprender trucos”, le explicaba la entrenadora en un extenso mensaje de voz. “Lo que le he enseñado, me ha costado y he tenido que trabajarlo bastante, porque él no tiene la disposición ni las ganas de hacerlo. Yo tampoco le quiero enseñar a la fuerza, ya que a mí me gusta que mis estudiantes disfruten la clase. He tenido alumnos sobresalientes, con ganas de aprender, deseos y disposición de hacerlo”. Obviamente, Chief no entraba en esta categoría.
Me empecé a reír. Si reemplazamos las palabras “perros” por “niños”, y “trucos” por “lecciones”, este fácilmente pudiera haber sido uno de los incontables mensajes que recibí a lo largo de la vida estudiantil de mis hijos.
“Vale bestia”, admitió mi hijo.
Resulta que Chief no quiere hacer el cross, tampoco le provoca ladrar cuando le dicen “speak”, y si ni siquiera quiere hacer eso, imaginen su resistencia para aprender a gatear…
“No es el que él no sea inteligente”, explicó la profesora, que digo, la entrenadora. “Es tan inteligente que no quiere hacer esas alelasones”. Y nuevamente, me acordé de mis hijos en sus años de escuela…
Chief no llegará al curso avanzado, pero veamos el vaso medio lleno: por lo menos aprendió a esconderse y a hacerse el muerto.