Apariencias

Así pues, estoy en Aruba, con las maletas cerradas, lista para regresarme a PTY después de un fin de semana delicioso, pero tengo dos o tres horas hasta que salga el vuelo, y aprovecho para compartirles esta pequeña historia.

Se me casó una sobrina. Fue un evento muy alegre y especial, que llevamos meses anticipando.

Toda mujer que ha tenido una alegría en su familia, sabe que una parte muy importante de los preparativos es conseguir/escoger/comprar el vestido para la ocasión. Hay gente a quien eso le provoca mucho estrés, pero a mí no. Lo disfruto mucho, porque conjuga mis dos «guilty pleasures» favoritos: comprar y la moda.

Pues hace tres meses me fui de viaje con mi mamá y mi hermana, en el viaje ese que mi hermana no paró de hablar con su vecina de asiento en al avión (buscar el artículo del 30 de marzo).

Después de muchas vueltas, encontré de casualidad un traje hermoso. Fue amor a primera vista. Pero yo regresaba a Panamá al día siguiente, y no era mi tamaño. En la boutique me dijeron que eso no era problema, que me conseguirían el tamaño adecuado y me lo mandarían por courier a Panamá. Así que pagué mi traje, y viajé como tenía planeado.

Dos semanas después me llaman de mi casa a decirme que llegó un paquete enorme para mí. Como lo único que yo estaba esperando recibir era el vestido, regresé de lo más contenta, ansiosa por verlo y medírmelo. Pero horror, la caja no decía DHL ni Fedex ni Lanvin ni nada, por ningún lado. Decía en letras grandes HANA KATSUO, y entre paréntesis «Dried Bonito Shaving», lo cual me provocó un pequeño casinfarto.

(A mi mamá le pasó una vez que compró algo por teléfono en otro país, y la gente de DHL le entregaron una caja equivocada, pero esa caja tenía adentro dos carteras Bottega Veneta, ¡no raspadura de pescado para cocinar!).

Voy a ahorrarles el suspenso y decir que afortunadamente mi traje sí venía con papel tisú, envuelto en plástico, dentro de un portavestidos, adentro de su caja, con un lazo, dentro de la caja fea. Debe ser que la gente de Lanvin o DHL estaban cortos  de suministros de envío. Pero al final, lo que cuenta es lo que había adentro de la caja, no su apariencia ni las letras feas que indicaban algo contrario a la esencia de su contenido.

A lo que quiero llegar no es a que no debemos juzgar a los demás por su apariencia. Eso ya lo sabemos (aunque no está de más recordarlo de vez en cuando).

Lo que me tiene pensando ahora es justo lo contrario. Al final de la fiesta, cuando nos quitamos las prendas, guindamos el vestido, y nos lavamos el maquillaje de la cara, ¿qué queda? Espero que algo bueno, ¡porque no quiero ser una caja vacía!

Así que siempre saquemos tiempo para cultivar cualidades y cosas que enriquezcan nuestro interior, ya que después de todo, la belleza viene de adentro.

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7 comentarios

  1. Sarita :el articulo buenísimo como siempre y todo lo q dijiste es tan cierto pero algo q yo si puedo afirmar de ti q eres una caja llena de cosas buenas en todos los sentidos amor,carisma, sorpresas, inteligencia,belleza no solo exterior sino interio.asi aunque te quites todo te laves la cara joyas y demás siempre serás siendo tu alguien lleno de amistad y valores.

  2. Sari! La botas! La caja agrego suspenso! Como un patito feo! Un disfraz de diana troy a la mujer maravilla! Pero de todos los productos que una caja puede tener ? Pescado! Hahaha el colmo de reciclaje

    • Jajaja, bien que se me ocurrió tomarle una foto a las cajas cuando eso pasó. ¡Pensé que tarde o temprano me serviría para algo!

  3. Sari, todo lo que tu escribes no sólo contiene mensajes hermosas pero son la más pura verdad! Es fun y inteligente!

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