De paseo por España con los S.

Yo soy la «sandwich» de mi familia. Somos 5 hermanos, y yo soy justo la del medio. Tengo una hermana y un hermano mayor, y una hermana y un hermano menor que yo. Así que aunque mi mamá lo niegue, yo siempre fui a la que menos le pararon bola en mi casa.

Lo que más dificultaba mi existencia era tener una hermana 6 años mayor que yo. Sencillamente ella tenía prioridad en todo. No importaba si yo necesitaba ropa, ir al doctor porque me estaba muriendo, o contarle mis problemas a alguien; la respuesta invariable de mi mamá a cualquier petición mía era: «Espera que llegue tu turno». No es que yo fuera una ciudadana de segunda clase (aunque así me sentía), pero en mi comunidad, la hija mayor es la que goza de todas las atenciones y privilegios hasta que se case, así que «mi turno» no era cuestión de coger un numerito en una fila; ¡era algo de armarse de paciencia y soportar a largo plazo!

Por eso es que no aguantaba por que llegara el día en que por fin ella se casara. Dios fue generoso conmigo, y el día que eso pasó,  premió mi paciencia y gané por partida doble. Llegó mi turno y me tocó manso cuñado.

Este cuñado es de lo más chévere, y desde que vino a la casa por primera vez, me cayó súper bien. Tiene muchas cualidades, pero la mejor de todas es su talento para organizar paseos y viajes. Nadie en mi familia se va de vacaciones sin consultarle primero sobre vuelos, tarifas, dónde hospedarse, qué visitar, etc.

Viajar y conocer lugares nuevos siempre es divertido, pero si viajas con mi cuñado y su familia (los S), la experiencia adquiere otra dimensión, y puedes estar seguro que vas a voltear hasta la última piedra por explorar. Por ejemplo, ahorita mismo estamos en  Marbella, España. Los S alquilaron un Volkswagen y un busito Renault, que han sido los medios de transporte donde nos apretamos todos, adultos y niños, en busca de nuevas aventuras cada día.

Por ahora exploramos la vida nocturna en Puerto Banús, donde vimos todo tipo de locuras, que aquí no puedo revelar. Manejamos hasta Gibraltar, donde subimos en teleférico a La Roca, y a pesar de las incontables advertencias de no alimentar los monos que habitan esos predios, mi sobrino sacó un paquete de Skittles que provocó que los monos casi nos atacaran a todos, y salimos corriendo en estampida, entre gritos y alaridos.

Fuimos a la ciudad antigua de Ronda, donde nos sentamos en las gradas vacías, y atacados de la risa le hicimos barra imaginaria a una corrida de toros imaginaria, en la Plaza de Toros más antigua de España. También bajamos lo que parecían ser 10,000 escalones para conocer las minas del Sultan. Yo me quedé a medio camino, porque sabía que para salir de ahí, íbamos a tener que subir esos 10,000 escalones de vuelta. (Pero les pedí que tomaran fotos, para ver lo que me iba a perder).

Si creen que ver el Mundial con el «Señor Mendieta» es una experiencia, no saben lo que es ver la final narrado en árabe, en un Shisha Lounge, comiendo hummus, pan pita y labne, con el olor del narguile impregnado en el aire.

¡Qué bien que la hemos pasado! Lástima que el paseo ya está por terminar. Pero gracias a mi querido cuñado, no tengo la menor duda que fue aprovechado al máximo y con muchos recuerdos por atesorar.

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3 comentarios

  1. SARITA, GD BLESS YOU TIENES UN DON MUY ESPECIAL Y DISFRUTO CADA UNA DE TUS ANECDOTAS, HASTA SIENTO QUE ESTOY AHI CUANDO LO CUENTAS. DISFRUTA TU VIAJE TE LO MERECES Y UN SALUDO MUY ESPECIAL AL CUÑADO S…

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