el café con teclas
Descontrolados por una buena causa
El primer video que vi del Ice Bucket Challenge fue en Facebook y no entendí nada. Vi un amigo meterse en una tina de agua helada, y solo pensé “¿huh?” Eso fue el jueves de la semana pasada. Diez días después he visto los baños de medio mundo, gente asumir el reto en bata, ropa, bikini, con gorritos de baño, vasijas monogramadas, y echarse agua, hielo, gritar, reír, chillar, etc. En fin, cuando vi a mi mamá en un wetsuit amarrarse un plástico en la cabeza y después echarse una cubeta encima, me dije “ahora sí lo he visto todo”.
Para los que no saben, este desafío consiste en arrojarse una cubeta de agua fría, muchas veces con hielo, y nominar a otras 3 personas a que hagan lo mismo. Las personas que declinan, deben hacer una donación de $100. Los que aceptan, tiene 24 horas para realizarlo, mientras los filman, y subir el video a las redes sociales (y donar $10). La idea atrás de esta ingeniosa iniciativa es recaudar fondos para la Asociación de Esclerosis Lateral Amiotrófica y crear conciencia de esta terrible enfermedad degenerativa (también conocida como Lou Gehrig´s Disease). Por ahora han recaudado millones de dólares, muchísimos más que en años anteriores, y múltiples personalidades, como Bill Gates, George Bush y Shakira, han aceptado el reto y hecho su aporte.
Por mi parte, yo también asumí el desafío. Bueno, más o menos. El lunes pasado uno de mis sobrinitos me dijo malévolamente: “Tía Sari, mi mamá te va a nominar esta noche”. Fui tajante en mi respuesta: “Me hice blower hoy, así que dile a tu mamá que ni se le ocurra nominarme por lo menos hasta el jueves que voy para el salón de nuevo”. No sé si es que no le dieron el mensaje, pero la desconsiderada me nominó igual. ¿Así que qué iba a hacer? Aceptar, claro. Ya había visto a alguien echarse agua con un gorrito de baño puesto. Pero si iba a postear mi video en Facebook, lo menos que podía era salir bien, así que nada de gorritos conmigo. (Francamente, pienso que esto ha sido tan exitoso porque le brinda a las personas la posibilidad de hacer algo bueno, y sentirse como grandes filántropos, mientras gozan de cierto grado de protagonismo irreverente y acumulación de likes ycomments. Si no, ¿cuál es el punto? Donen plata y ya, ¿no?).Llené mi cubetita de hielo, mi sobrina comenzó a filmar, pero a la hora de echármelo, me dio un ataque de risa, y no pude. Pero la intención es lo que cuenta, así que posteé la evidencia de mi intento fallido e hice mi donación en la página web del ALS Association.
El problema es que pienso que a estas alturas, el concepto ya se desvirtuó un poquito. Lo que empezó como un reto chistosamente ceremonioso, ahora es una gracia social. Si las personas hicieran su donación, estuviera bien, pero muchos no lo están haciendo, y otros ni siquiera saben de qué trata la enfermedad de la que supuestamente están ayudando a crear conciencia.
Creo que todo esfuerzo para apoyar una buena causa es positivo, pero no perdamos de vista el “bottom line”, y procuremos que el esfuerzo valga la pena para algo más que divertirnos en las redes sociales.