el café con teclas
A pasar la página
Bueno, yo sé que el tema de los cumpleaños ya está un poco curtido. Llevo semanas hablando de lo mismo. Pareciera que inventé el concepto de los cumpleaños.
Pero ayer amanecí con dolor de cabeza y vértigo (creo que eso es lo que pasa cuando celebras los 40 y te tomas uno -o dos- tragos de más). Así que estaba mareada y mi cerebro no me daba para escribir sobre nada muy profundo.
Dicho eso, puedo decir que ahora sí. Ya que cumplí los 40, voy a poder concentrarme en cosas más relevantes, y olvidar el tema del paso del tiempo, por lo menos hasta el otro año (además me di cuenta que tener 40 es casi igualito que tener 39).Por otra parte me siento aliviada, porque soy la menor de mi grupo de amigas, y cada una celebró este «milestone» de la forma más memorable que se le ocurrió. En el último año hubo: clases de zumba, pilates (esos para mí son castigos, no una celebración, pero bueno…), pole dancing (no pregunten), viaje a Disney, volar, paintball (disfrazadas de militar y todo), y por último, la clausura con mi karaoke el sábado en la noche.
¡La pasé súper bien! El talento que me hubiera gustado en mi vida es tener buena voz para cantar (porque de que canto, lo hago, aunque suene medio fatal). Hay algo fortificante en tomar un micrófono, pararte en una tarima y cantar frente a la gente (y que no te importe lo que piensen…).
Fue una celebración pequeña, pero especial, con mi familia cercana, amigas de siempre, y otras personas importantes para mí. Así debería ser todo en la vida: alegre, bonito y descomplicado.
Me encanta leer tu columna.