el café con teclas
Invadidos
El 19 de diciembre de 1989 me fui a dormir sabiendo que al día siguiente tenía un examen muy difícil de biología, para el cual no había estudiado casi nada. Tenía 15 años y estaba en 4to año de la escuela.
Pasada la medianoche, comencé a escuchar unos «boom, boom, boom», pero como estaba dormida, no estaba segura si estaba soñando. Se oía y se sentía como pasos de gigantes. El teléfono empezó a sonar con insistencia, y sentí mi mamá entrando y saliendo de mi cuarto. Asomé mi cabeza por las sábanas y atiné a preguntarle: «¿Qué pasa?» y con voz urgente y alarmada me respondió «¡Nos están atacando!».
Eso fue suficiente para sacudir cualquier sobrante de sueño y hacer que me parara de un brinco de la cama. En ese entonces vivíamos en el último piso del edificio más alto de El Cangrejo, y mi ventana tenía una vista privilegiada hacia el Cerro Ancón y las áreas aledañas.
En el horizonte oscuro se veían destellos naranjas incandescentes y se escuchaban helicópteros sobrevolando el cielo negro. Los oíamos pasar rozando el aire sobre nuestras cabezas, pero no se veía absolutamente nada.
Entre llamadas que entraban y salían, mi familia y yo pasamos las siguientes horas en el balcón, observando transfixiados lo que se estaba desarrollando, con una mezcla aprensiva de susto y alivio. Los últimos meses habían sido de mucha tensión, y la situación del país estaba en rápido deterioro. Después de años de pito, paila y pañuelo, bancos cerrados, sanciones económicas, cortes de luz y agua, manifestaciones, represiones, gases lacrimógenos, dobermans (las personas, no los perros), aparentemente este era el desenlace que muchos anticipaban, unos con miedo y otros con esperanza, para sacar a Noriega del poder.
Pasada las 3:00 a.m. mis ojos empezaron a cerrarse. Le dije a mi mamá «Voy a ir a dormir, que mañana tengo un examen y no estudié nada». Su respuesta fue un grito de «¡Estamos en guerra! ¡Cómo se te ocurre que va a haber escuela!». Boba yo, debí haberlo supuesto (pero en el fondo, debo admitir que me puse feliz de no haber estudiado).
Cuando salió el sol, columnas de humo se divisaban por donde sea que uno miraba. Las calles tenían barricadas que los residentes habían improvisado por precaución. Largas filas se formaron afuera de los súper y tienditas locales de gente buscando surtir sus despensas, anticipando lo peor. Horas después, comenzó a correr el rumor de que había empezado un saqueo masivo. Lastimosamente, por vivir cerca de Vía España, pudimos comprobar que era cierto, al ver desde nuestro balcón, un grupo de personas que venía corriendo con su botín. Pararon justo en la esquina de nuestro edificio a revisar bien el contenido de las pesadas bolsas que cargaban y celebrar con brincos su buena fortuna. Mis padres hablaban con preocupación de lo que estaba aconteciendo y yo solo exclamaba «¿¡Pero dónde está la policía!?». A la edad que tenía, mi cabeza no concebía lo que mis ojos estaban viendo…
Ver el documental Invasión revivió todos estos recuerdos que conservo de esa época. También me hizo tomar en cuenta factores que en ese entonces, lejos de El Chorrillo, no había considerado, como la pérdida tan alta de vidas inocentes. En los días posteriores al 20 de diciembre de 1989, recuerdo que la mayoría de las personas trataban a los soldados norteamericanos como héroes. Les llevaban refrescos y comida y todos queríamos tomarnos fotos con ellos. Por otra parte, hoy en día, cuando veo las imágenes de un Noriega avejentado, recluido en El Renacer, me cuesta creer que este es el personaje cuyo nombre inspiraba terror en tantos e hizo que Panamá mereciera ser invadida.
Lo que pasó, pasó. A casi 25 años de ese suceso, es imposible saber si el destino de nuestro país hubiera sido mejor o peor sin la invasión. Pero me parece loable el esfuerzo de recoger testimonios que revivan este episodio histórico que para muchos ha ido quedando en el olvido, y que otros desconocen del todo.
Sari. Deberías d proponer en la ellas. Ademas de entrevistar a abner. Relatos de la Invacion. De diferentes personas may célebres de esa época pero no políticas. La historia debe ser contada para no repetirla.
Tenía 18 años yo al momento de la invasión. Desde la secundaria ya había peleado yo y mis compañeros de escuela cara a cara contra los grupos militares, al igual que tú pero con menos ingenuidad estaba algo confundido sobre si celebrar o entristecerme por lo que vivía nuestro país en esos momentos ya que estaba viendo un país con días de plena anarquía y muerte.
Hoy en día cuándo analizo los acontecimientos de forma más objetiva y viendo a nuestros vecinos de Venezuela y Cuba he llegado a la conclusión que aunque no nos gustara la intervención norteamericana era la única salida.
Ya lo habíamos intentando todo, pero con palos y piedras jamás el pueblo derrocaría a este dictador, Gadhafi, Chávez, Hussein, etc… duraron décadas y costaron innumerables vidas para finalmente ser derrotados.
Ya pagamos nuestro costo por vivir en democracia y ahora solo nos queda defenderla pero de otro tipo de amenaza, “La Corrupción”. Saludos…
Concuerdo contigo plenamente! Pagamos un alto precio por la democracia. Ahora toca seguir defendiéndola, y cada uno poner su parte para impulsar el país por el camino del progreso y desarrollo.
Sari. Deberías d proponer en la ellas. Ademas de entrevistar a abner. Relatos de la Invacion. De diferentes personas may célebres de esa época pero no políticas. La historia debe ser contada para no repetirla.
¡Voy a sugerirlo!
Muy bien escrito Sari, y muy importante contarlo, historia que deberían enseñar en todos los colegios!
Cierto amiga, hay miles de historias, como la tuya una bebe que no llegaba a comprender el alcance de lo que pasaba, o de otros que tenían miedo de lo peor, unos decían que la comida se acabaría (posible razon que inicio el saqueo) y que degeneró en lo que vimos desde el balcon de la casa, mucho se dijo que en esa invasión los paramilitares querían envenenar el agua en la potabilizadora y que fueron detenidos por los soldados, nadie sabe que tan cierto fue todo lo que se comentó, lo que si se sabe es que si se hubiera quedado Noriega sin invasión estaríamos igual o peor que en Venezuela con el chavismo, yo estaba haciendo la noche anterior mi tarea de “Rel. entre Panamá y los EE.UU.” la tenía lista a maquina de escribir jejeje, me dormí y me despertaron los bombazos y el ruido de la gente asustada, impresionante para un adolescente y me imagino que mas para vos, si hubiera visto canal 8 y leído “Alerta Bravo” no hubiera escrito nada porque sabíamos que significaba eso, por ello seria bueno que alguien escribiera un libro de texto escolar, para que se de en las escuelas el porque de esta invasión, que no nos olvidemos quién fue Noriega y su gente, porque corremos el riesgo de que nos claven otro MAN o peor un Chavez o Maduro. (Y)
Así es… Me acuerdo clarito del canal 8, el “Southern Command Network”! Había claves desde la A hasta la D, si no me falla la memoria, Alpha, Bravo, Charlie, Delta…
En cuanto a la Invasión, es increíble que afortunadamente el país se sobrepuso con rapidez de este episodio y todos los años previos al mismo. Otra cosa de la que me acuerdo es mi mamá revisando el periódico para ver si los pagarés habían salido premiados, para poder canjearlos. En fin, cuántas cosas nos tocó vivir a nosotros y nuestros padres. La historia se debe transmitir de generación en generación, más que nada cuando se trata de un tema tan importante en el acontecer de nuestro país. Saludos!