Contraseña desconocida

Creo que vamos a tener que hacer algo con las contraseñas. Propongo pasar una ley que regule y unifique su uso. ¡Sencillamente esto no puede seguir así!

¿Nunca les ha pasado que se sientan frente a la computadora a hacer cualquier cosa, y cuando les pide la contraseña, no se acuerdan cuál es? A mí me pasa a cada rato. Otras veces sucede que cuando al fin te la aprendiste de memoria, ya pasaron algunos meses y por motivos de seguridad el sistema te exige que la cambies por una nueva, y quedas de vuelta con la mente en blanco.

Cambiar de contraseña suena fácil, ¿verdad? ¡Pero no! Es algo complicado, muy complicado, porque cada sitio es diferente y es muy difícil recordar los requisitos de cada uno. Además, no puede ser una contraseña similar a la anterior, ni una que ya hayas usado, así que continuamente tienes que estar inventando una que puedas recordar tú y que más nadie pueda adivinar. Así que sarita123 quedó descartado. En algunos sitios debe tener un mínimo de 6 caracteres, en otros 8. Algunos te exigen que tenga números y otros quieren hacer la cosa más interesante, agregando símbolos, mayúsculas, minúsculas, alfanuméricos y demás. Pero eso sí, nada de tildes ni eñes ni números en orden sucesivo. En serio que es como descifrar una ecuación de física nuclear, pero a la inversa.

A veces, cuando una página web me pide la contraseña, pongo una y resulta que está equivocada. Luego pongo otra, y tampoco es. Como a la tercera me comienza a preocupar que el sistema vaya a pensar que soy una infiltrada o una hacker, y me bloquee hasta que corrobore mi identidad (ya me ha pasado con la banca en línea, y de verdad es un fastidio).

Hablando de hackers, hace unos meses fui víctima de uno y el facineroso pudo acceder a todo lo que tenía a mi haber. Ah, y la cereza del pastel, terminé con un perfil falso en un sitio para conocer gente. Les digo que esto de la tecnología es un arma de doble filo.

En un tema aparte, tengo ‘issues’ con las preguntas de seguridad: ¿Cuál es tu comida favorita? ¡Qué se yo! Ayer era sushi, hoy es helado y mañana no sé qué pueda ser. ¿Cómo se llama tu primer sobrino/a? ¡No sé! Eso es relativo. Si es la mía, es Natalie, y si es política se llama Jennifer. ¿A qué lugar del mundo quieres viajar? Depende. Si es en verano a Italia, y si es en invierno todavía no me decido. (Por cierto, ninguna de estas son las preguntas de seguridad que yo uso, ¡para que nadie se vaya haciendo ideas!). Pero vuelvo a lo mismo, esto de las contraseñas es un fastidio.

Dónde guardarlas es otro desafío. Ya quedó establecido que mi memoria no es una opción segura. Si la apunto en algún papel me da miedo de que se pierda, y si lo apunto en otro lado temo que alguien lo encuentre. Y si lo pongo en el celular existe la posibilidad de que en algún momento se dañe y pierda irremediablemente el acceso.

Si las contraseñas están ideadas para proteger nuestra seguridad, ¡no sé por qué nos hacen sentir tan vulnerables y expuestos!

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Un comentario

  1. Exactamente, estoy 100% de acuerdo contigo es una locura, no hay memoria que pueda guardar tantas contraseñas, solo genios superdotados.
    definitivamente es un arma de doble filo.

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