El factor fuchi

Tengo un problema. Grande. En mi edificio decidieron reemplazar las llaves comunes y corrientes, esas que guardas en tu cartera o en tus bolsillos, por huellas dactilares. De ahora en adelante, en vez de usar una llave para abrir las puertas de las áreas comunes, voy a tener que poner mi dedo encima de un sensor. ¡Eeeeeww!

Ya no voy a tener que portar mi llave conmigo (mide 4 cm), pero sí un frasquito tamaño personal de gel antibacterial. ¿Qué más puedo hacer? ¿Saben la cantidad de virus que hay por ahí?

No sé quién pensó que esto iba a ser una buena idea. Tampoco quiero empezar a cavilar en los lugares donde han estado las manos ajenas y las cosas para las que han usado sus dedos, desde taparse la boca para estornudar, hasta chupárselos después de haberse comido un chocolate, entre los más básicos (mal pensados).

No entiendo la NECEsiDAD de cambiar algo tan elemental como una llave por algo complejo como tu huella. Probablemente, los únicos que estarán felices con esta nueva modalidad son los perezosos -que les cuesta demasiado cargar las onzas que pesan las suyas-, o aquellos olvidadizos que siempre las pierden o las dejan botadas en casa.

Habrá quien diga que es más seguro de esta forma, que una llave se puede robar o duplicar, pero recuerdo una novela que leí cuando era chiquita sobre unos niños detectives, y no resolvieron quién fue el autor del crimen hasta la penúltima página porque, ajá, habían puesto las huellas de otra persona. Así que si nos vamos a poner sofisticados, entonces mejor usemos las retinas.

Pero, ¿saben algo? No quiero ser sofisticada ni moderna ni tecnológica. Una amiga me dijo que pensaba igual que yo, pero que es una delicia llegar a su casa y poder entrar sin llave, ahora que también tiene ese sistema. A ella (y a la administración de mi edificio) les digo que no es lo mismo poner tu dedo para entrar a tu casa, que compartes con un puñado de gente más, que ponerlo en el sensor del edificio, que tiene un tráfico de cientos de personas y cuyos hábitos de higiene desconoces.

Lo único peor que esto es cuando viajas y tienes que poner TODOS tus dedos en el sensor de migración. Yo cuando veo que viene llegando mi turno, ya voy alistando mi frasquito de gel antibacterial. No me importa que me vean feo ni que piensen que soy OCD.

En serio, ¿qué tienen de malo las llaves?

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