el café con teclas
Esas cositas que nos hacen especiales
El otro día llegué a la oficina con lo que parecía ser un nuevo peinado. Más de una persona me preguntó del mismo, y me piropearon por el nuevo look. ¿Te cortaste el pelo? ¿Te lo peinaste diferente? ¿Te lo pintaste? eran algunas de las interrogantes que me arrojaron con relación al presunto peinado, que en verdad era un despeinado: no había tenido chance de ir al salón de belleza y ni modo, me tocó dejármelo al natural.
Cuando confesé la razón tras mi despeinado, el comentario siguiente fue “¡Pues se te ve muy bien! Deberías no hacerte blower más a menudo!”
¡Ilusos! Si solo supieran… En el tiempo que me tomó lavarme la cabeza, desenredarme el cabello, secarlo primero con la toalla, luego con el secador, después tratar de dominar el frizz y darle forma con la tenaza… En ese tiempo ya hubiera podido ir y volver del salón de belleza y parar en la tiendita a comprarme un café.
O sea, la ciencia y el esfuerzo que requiere verse como si no hubiésemos hecho nada es una de las muchas ironías en el universo de las mujeres. Es como un enigma, algo que ni las mentes más brillantes pueden descifrar; qué podemos esperar del resto de los mortales.
Así que para celebrar las particularidades que nos hacen a la mujeres tan lindas y especiales, les comparto algunas cositas que los hombres nunca van a comprender:
1) El significado de la palabra libertad. No, no significa hacer lo que quieres con quien y cuando quieres. Libertad es llegar a tu casa y quitarte los zapatos. Esos zapatos hermosos que nos dan glamur, estilo y altura, pero en verdad son increíblemente duros, incómodos y opresivos. Yo a veces llego a mi casa y cuando vienen mis hijos a saludarme, les digo “¡Un sec! Tengo que ir a quitarme los zapatos”, porque ando que ya no puedo ni pensar. Así es la cosa. Cuando nuestros deditos ven la luz del día, y/o se bajan de esos zancos, es casi como besar el cielo. Lo mismo aplica con sostenes, fajas y demás objetos que te tienen sometida.
2) El alivio de dar a luz. Tal vez podrán imaginarlo, pero los hombres nunca comprenderán la magnitud de sacar a otra persona de tu cuerpo, ni aunque se lo ilustres mil veces diciendo que es peor que soplarse un limón por la nariz.
3) La maravilla que es lograr ropa interior que combine. Ok, acepto que esto es algo a lo que algunas mujeres tampoco le darán relevancia. Pero la mayoría va a concurrir con que conseguir sostenes que den buen soporte, forma, no se marquen a través de tus camisas y no parezcan de abuela es difícil. Lo mismo se puede decir de encontrar ropa interior bonita, que no muestre líneas visibles bajo el pantalón, que cubran justo la extensión que quieres, sin parecer una lona. Si encima de todo procuramos que ambas piezas combinen entre ellas, la ecuación cobra dimensiones bufonescas.
En conclusión, si sumamos estas cosas a las otras más relevantes como la falta de igualdad y que algunos cabezones todavía nos consideran el sexo débil, no es fácil ser mujer. ¡Pero sí que vale la pena!