Flores y espinas

Hay un dicho que dice que las mejores historias no se leen ni se encuentran en los libros más vendidos, sino entre las páginas de un pasaporte. Y concuerdo.

Escribo esta columna desde mi habitación en un hotel en Arizona. Quiero terminarla antes de dormirme. Mi despertador se supone que va a sonar en menos de seis horas. A las 4:00 a.m. debo pararme para ir a ver el amanecer desde un globo aerostático. A mí me dan miedo las montañas rusas y me mareo hasta en los columpios, ¿será que me voy a atrever? Amanecerá y veremos (literalmente).

Esto por acá es muy lindo. Hay una cantidad impresionante de cactus por todos lados. Es parte de la flora y del panorama. Así como en Panamá tenemos palmeras, veraneras, papos y guayacanes, aquí hay cactus en todas sus manifestaciones. Hay diversas especies, de todos los tamaños. Algunas pequeñas y otras casi tan altas como postes, en los jardines, las montañas y hasta las aceras. Pero desde el primer paseo que hicimos al desierto, el guía nos advirtió: no se acerquen ni toquen los cactus.

Uno en especial, llamado el teddy bear cholla, merece especial atención. Es tan tupido de espinas que parece un peluche, y de ahí su nombre. Tiene una masa sólida de puyas que lo cubren por completo y que son capaces de infligir mucho dolor al desventurado que lo toque.

En otras palabras, si ven un teddy bear cholla, aprécienlo de lejos.

Pero hoy, mientras íbamos en el bus en otro paseo, la guía nos dijo en un momento dado: “Si miran por sus ventanas a la derecha, podrán apreciar los primeros cactus en florecer”.

Me quedé con la boca abierta. ¿Saben por qué? Porque hasta el teddy bear cholla se corona con unas flores llamativas y coloridas en esta época del año. Me sorprendió que incluso algo tan estigmatizado y con una reputación meritoria de que nadie se le quiera acercar, sea capaz de producir algo bonito al menos una vez al año.

¿Qué les parece? Para mí fue un recordatorio de que no hay nada en el mundo absolutamente malo ni completamente bueno.

Si buscamos bien y le damos la oportunidad, seguro hasta aquellas cosas más vilipendiadas demostrarán que tienen algo bueno por ofrecer.

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