el café con teclas
Gracias 2016, fue un placer conocerte
Si la vida fuera una biblioteca, cada año tuviera al menos un libro, y cada etapa un estante. Y hoy, último jueves/viernes del año, aprovecho para hacer un inventario de lo que me dejó 2016, antes de archivarlo en una tablilla al lado de todos sus predecesores. Se los comparto; ¡creo que es información útil!
* Lo que no es para ti, aunque te pongas; y lo que sí es para ti, aunque te quites. Eso lo aprendí en la conferencia de la periodista María Antonieta Collins. Quiero hacer la salvedad de que fui un poco de mala gana, ¡pero cómo lo disfruté! Así que no solo aprendí que hay que trabajar por las cosas que queremos, sino que hay que saber distinguir entre aquellas que valen la pena y las que no, y que a veces puedes sorprenderte y pasarla bien en lugares a los que no querías ir.
* Cuando nos alejamos de las cosas que no son buenas para uno, hacemos espacio para aquellas que sí lo son. La vida es como un frasco: si está lleno de carbones no puedes meterle brillantes. A veces estamos confundidos o equivocados y pensamos que solo porque queremos mucho, mucho algo, es bueno para nosotros o está supuesto a darse, pero no. Otras veces pasa lo contrario: no quieres algo, pero tampoco lo sueltas por miedo, pereza o conveniencia. Este año reconfirmé que nunca nada bueno o duradero sale de algo que crece torcido (a menos que se enderece), y pongo mi mano en el fuego que tarde o temprano se va a desplomar.
* Hay que tener la capacidad de ser como el agua y acoplarse a cualquier recipiente. Por lo menos yo, cuando las cosas van bien las disfruto, cuando van mal las supero (o al menos trato), y cuando van más o menos las sorteo y evalúo qué hago. Pero me di cuenta de que hay que tener cuidado. Lo que hace especial al agua es su pureza, transparencia y vitalidad. ¿De qué sirve acoplarte si vas a contaminar tu esencia? Lo más genuino que tenemos es nosotros mismos y es algo que no podemos sacrificar. Por nadie. Punto. ¡Así que sean como el agua y fluyan cristalinamente!
* Hacer lo correcto siempre, siempre, SIEMPRE es más difícil que hacer lo más conveniente. Sin embargo, es como cuando haces pesas: es un esfuerzo subirlas y también un esfuerzo bajarlas. Pero este trabajo, esa tensión, fortalece y fortifica tus músculos. Y al final te sientes bien, eres feliz y vale la pena. Así que hagan lo correcto, aunque la alternativa sea mucho más tentadora, divertida y excitante. Después me van a dar las gracias.
A todos mis lectores, gracias por acompañarme cada semana. ¡Les deseo un 2017 bueno y dulce!
BUENISSIISISIMO SARITA!! QUE MANERA TANN ESPECIAL DE ESCRIBIR!! ME ENCANTO LA COMPARACION DEL AGUA
QUE TENGAS UN MUY BUEN 2017!!