el café con teclas
La infame hora panameña
Geográficamente hablando, Panamá se encuentra dentro de la latitud 8° 57′ Norte y la longitud 79° 3′ Oeste del globo terráqueo. Por lo tanto, nuestro huso horario debería ser UTC-05:00. Pero todos los que aquí vivimos sabemos que la realidad es otra y que el tiempo dentro de las líneas limítrofes de nuestro país sufre arritmia y transcurre en una dimensión paralela al tiempo real. Este fenómeno es mejor conocido como “la hora panameña”. Esto normalmente puede significar cualquier cosa, desde una hora antes hasta cuatro después de la hora establecida.
Todos saben a qué me refiero: vas a un concierto cuyo boleto estipula que empieza a las 8:00 (o sea a las 10:00); llegas a una cita que es supuestamente a las 4:00 (o sea que mínimo, mínimo, 4:30); el plomero dijo que iba a tu casa a las 9:00 (o sea que llega entre las 12:00 y nunca), etc.
Pero hay que ver que el fenómeno de la hora panameña es tan aleatorio que, dependiendo de las circunstancias, a veces el tiempo no transcurre en cámara lenta, sino en fast forward. Por ejemplo, la otra noche que fui a la farmacia. Esta supuestamente cierra a las 11:00 p.m. De hecho, el horario en la puerta dice que abren hasta las 10:50, supongo que para que les alcance el tiempo de hacer la caja antes de irse a sus casas. Cuando llegué el letrero luminoso de “abierto” todavía estaba prendido, pero la puerta ya estaba trancada. Mi reloj decía 10:42, y no crean que andaba atrasado; no señor. Reconfirmé con el celular, con el reloj del carro y hasta con el 105. Le toqué la puerta a la dependienta, le hice caras para que se apiadara y me dejara entrar, pero la muy viva miraba para todas partes y se concentraba con toda su energía en el punto imaginario que flotaba frente a ella en el aire, con tal de no mirarme. Así de ignorada fui. Tuve que dar la vuelta e irme sin mi barra de chocolate ni mi resma de papel bond tamaño legal.
La suerte también es una variable en esta rareza. Cuando yo solicito o contrato personal para hacer trabajos varios en mi casa, llegan y se van a la hora que les da la gana. En cambio, cuando los vecinos tienen que martillar cosas, picar piso o taladrar paredes, la alharaca continúa hasta mucho después que las 5:00 de la tarde que estipula el reglamento del edificio.
Estas son algunas de las facetas de la malhabida hora panameña, y mi conclusión es que vivimos en una anarquía horaria.