La vida no es una ciencia exacta

PERO ES IRRACIONAL, DIVERTIDA, TRAUMÁTICA Y SIGNIFICATIVA.

Según una frase que se le atribuye a Ralph Waldo Emerson, la vida es una sucesión de lecciones que uno debe vivir para entender. Para John Lennon fue aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes. Y el filósofo danés Soren Kierkegaard aseguró que no es un problema que debe ser resuelto, sino una realidad que debe ser experimentada. 

Bueno, si nos vamos a poner a filosofar, yo también tengo mi interpretación de lo que es la vida: un partido donde las reglas del juego son difusas y cambiantes. Algo bastante parecido a cuando juego póker chino con mis hijos, en que conforme van abriendo las cartas, inventan una que otra regla obscura para asegurar un triunfo a como dé lugar.

La semana pasada estuvo de cumpleaños mi hijo mayor. 22 años. Parece antes de ayer cuando casi me dio un colapso, porque había cumplido 18 y de pronto yo ya tenía un hijo ADULTO.

Me senté a escribirle algunas palabras y recordé tantas cosas. Fue con su llegada que aprendí que los hijos no son peluches. Ríanse si quieren, pero estaba tan ilusionada con el prospecto de tener un bebé, que nunca contemplé lo complicado que es cuidar a otro ser humano, pequeño e indefenso. Son como Tamagotchis, solo que no tienen una cadenita para que puedas guindarlos contigo a todos lados.

Con él descubrí que se puede amar a alguien con locura, más que a tu propia vida, pero al mismo tiempo no querer saber nada de él por al menos un par de horas. Este chiquillo se despertaba antes que los gallos y detestaba la hora de la siesta. ¡Era agotador! 

Mi segundo hijo fue todo lo contrario. Se despertaba a las 9:00 de la mañana, y se quedaba feliz en su cuna el tiempo que fuera, hasta que alguien lo fuera a sacar. Como ven, con un hijo tocaba ir a los extremos para dormirlo, y al otro había que echarle agua para levantarlo.

Y así es la cosa. No hay una fórmula exacta para maniobrar la vida ni una receta que les quede bien a todos. Lo que te funciona hoy, no sirve mañana. Algo que te desagrada ahora, puede que te encante más adelante. Lo que para alguien puede ser un castigo, para otro es un premio. Los padres cuidan a los hijos, y más adelante los hijos velan por sus padres. Y cuando crees que ya entendiste el juego, resulta que cambiaron el tablero, los jugadores y hasta al árbitro. Pudiera decir que la vida es un aparato que no trae manual de operaciones. Igual, si lo tuviera, es probable que nadie lo leyera. Por eso me quedo con la cita de Bruce Lee: la vida es la gran maestra y nosotros debemos estar constantemente aprendiendo.

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