Lo que amo de los cumpleaños

Me encantan los cumpleaños. Los míos y los ajenos. Pero en especial los míos. Mi experiencia hasta ahora ha sido que no importa si estoy en mi infancia, los 20, 30 o empezando los 40, igual cuento los meses, semanas y los días para que llegue mi cumpleaños.

Para empezar, todo el mundo te felicita. Cierto, la gente ya casi no llama por teléfono, pero sí recibes incontables mensajes de texto, emojis festivos por Whatsapp y montones de felicitaciones en tu muro de Facebook. Sientes el cariño real y virtual, y eso te hace sentir querida y especial.

Después están los regalos. Aunque sea una barra de chocolate, es rico recibirlos y abrirlos, a menos que seas una persona que conozco, a quien uno de sus hijos le regaló un paquete de seis rasuradoras Gillete Venus.

¡Y las tarjetas! Eso es lo mejor, particularmente las que te escriben tus hijos. Durante el resto del año no eres nadie, pero llega tu cumpleaños y como por arte de magia te transformas en una leyenda. Tus hijos aceptan lo importante que eres y además lo ponen por escrito, así que queda documentado que eres la mejor mamá del mundo, que eres incomparable, eres fashion, magnífica y hermosa, y otro poco de cosas, al punto de que por un segundo te invade la duda de si están hablando en serio o te están tomando el pelo. Además, admiten que le agradecen a la vida que seas su mamá y aceptan que se sienten bendecidos de tenerte en las suyas. Esto solo pasa una vez al año, o como mucho dos si cuentas el Día de las Madres, ¡así que hay que aprovecharlo!

En serio, no me explico cómo hay gente que no le gusta celebrar su día y tratan de que pase desapercibido. Otro misterio es las personas que se restan años. Creo que cada año cumplido es un logro. Esto merece ser celebrado; no menospreciado. A las mujeres que no les gusta revelar su edad y se restan años les digo que si quieren hacer algo mejor, entonces súmense años. Piénsenlo. Si tienes 40 años y te preguntan cuántos tienes, lo más probable es que si respondes 35 piensen «Mmm, se ve mayor que eso». Pero si te sumas años y dices que tienes 45, te dirán ”Wow, te ves súper bien. ¡No aparentas tu edad!». ¿Ven? Es mejor sumarse años.

En fin, lo único que no me gusta de los cumpleaños es que solo duran 24 horas, y cuando amaneces al día siguiente sabes que faltan 365 días más para celebrarlos nuevamente.

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