Lo que pienso del amor

Permítanme presentarme. Soy el Grinch de San Valentín y opino que esto del amor es bien chistoso. Si podemos vivir perfectamente felices por nuestra cuenta, no sé por qué optamos de forma voluntaria y masoquista por anclar nuestros sentimientos en otras personas y correr el riesgo de salir machucados, atropellados, trasquilados y demás.

Salvo algunas excepciones, toda la raza humana (hombres y mujeres) está buscando activamente su otra mitad, su tapa, su complemento o media naranja. Y la realidad del asunto es que los prospectos de tener éxito en esta búsqueda son tan improbables como que te caiga un rayo el mismo día en que te sacaste el premio gordo de la lotería. Y si no me creen, pregúntenle a todos los músicos del mundo, porque el 99.99% de las canciones que interpretan tratan del amor, desamor, corazones rotos, traumas y sobrevivencia sentimental. Nadie, ¡nadie! canta de lo bien que le va en el departamento amoroso. Un hurra para Andrea Bocelli que le dedicó una canción entera a lo que parecía ser una mujer y resultó ser la música (Vivo por ella).

Mi sugerencia para los artistas es que si quieren cantarle a un amor genuino y desinteresado, le dediquen un poco de su talento a la comida. ¡Amo la comida! Puede ser que te engorde, pero siempre que la quieras va a estar ahí para ti, nunca te va a hacer un desplante ni te va a romper el corazón.

Pero volviendo al tema que nos incumbe, estos son los escenarios más comunes a la hora de la hora:

* Te gusta alguien, pero ese alguien no gusta de ti. Eso le pasa hasta a las chicas 10. Aunque te pares de cabeza en minifalda y declames, si no le gustas a alguien no hay nada que puedas hacer. Frustra y duele, pero fin de la historia.

* Alguien gusta de ti, pero fuchi; nada que ver. Lo que me recuerda que lo único peor que no recibir nada de nadie en San Valentín, es recibir algo de alguien que no te gusta, usualmente en forma de corazón y un mensaje bufo. En mis tiempos eso me pasó un par de veces. Qué desengaño llegar a tu casa, ver globos, chocolates y/o flores en la mesa de la entrada, tu corazón da un brinco cuando ves tu nombre en la tarjeta, pero toda la emoción se va al piso cuando la abres y ves el nombre de ese que te persigue pero no halla gracia ante tus ojos. ¡Ay, no!

* Gustas de alguien, ese alguien gusta de ti. Todo presagia un “vivieron felices para siempre”, hasta que te sale la bruja por ilusa.

Espero que hayan disfrutado esta columna y percibido que estoy bromeando un poco. Cuando llega, el amor es algo cursi, pero maravilloso. El truco es no buscarlo, dejar que te sorprenda y disfrutarlo mientras dure. ¡Feliz día del amor, y sobre todo, de la amistad!

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