Mi ‘top-ten’ del dolor

Detesto el dolor. Seguro me van a decir que quién no, pero en verdad hay personas que disfrutan curtirse en este sufrido sentimiento.

Por supuesto, hay dolores, y dolores mayúsculos. Después de hacer un recuento y análisis profundo, esta es la lista de ocurrencias más lastimeras que conozco:

1) Caminar descalza y machucarte el meñique del pie con la pata de una silla, mesa o la cama. El dolor es tal que no puedes articular nada. Es más, por un momento hasta se te olvidan las palabras.

2) Dolor de muela. Si es en la mitad de la noche es mucho peor. El sufrimiento es tan grande que el prospecto de que te la tengan que arrancar te resulta más atractivo que irte de viaje a Europa.

3) Que el niño del que gustas en secreto en primaria te confiese que gusta de tu mejor amiga. Y para acabar de rematar, te pida ayuda para conquistarla.

4) Que el muchacho del que gustas en secundaria invite a tu hermana al concierto de Franco De Vita. Y lo peor, ¡que ella se haga la desentendida y acepte ir!

5) Depilarte con cera o hacerte láser por primera vez. Pasa una de dos cosas: gritas con todo o te quedas muda del dolor. Como sea, terminas pegándole a la camilla y se te aguan los ojos.

6) Que finalmente tengas la fuerza de sacar a alguien de tu vida, y darte cuenta de que a esta persona le importas tanto, que ni se percata de este suceso. ¡Ouch!

7) Rompehueso. No se llama así como una estrategia de mercadeo. Literalmente, sientes que un tractor está pasando por tu cuerpo y triturando todos tus huesos. Hasta toser duele y flexionar tu brazo para soplarte la nariz requiere un esfuerzo sobrehumano. Tener rompehueso es la miseria en sí.

8) Golpearte la rodilla con la pata de la mesa cuando estás corriendo la silla hacia adelante. El dolor se extiende desde la rodilla hasta tu cerebro en nanosegundos.

9) Morderte la lengua cuando estás mascando un chicle. No tengo idea de cómo pasa eso, pero pasa, ¡y duele!

10) Pisar un balín plástico o un juguete puntiagudo. ¡Eso de andar descalzo es una amenaza para la salud pública!

Las buena noticia es que cuando algo te duele, ya sea algo físico o emocional, no hay nada que un rico caldo de pollo, un poco de tiempo o una buena sobada no te pueda aliviar.

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