¿Qué le pasa a la gente?

Lo admito. Cuando me llega una notificación al celular de que alguien comentó una de mis publicaciones en Facebook, se me sale una sonrisa feliz. Lo que más disfruto de mi columna, aparte de escribirla, es recibir el feedback de las personas que la leen, escuchar sus comentarios y que me compartan sus propias historias.

Así que la semana pasada, cuando recibí una notificación, la abrí de lo más contenta para ver de qué se trataba. Pero mi barbilla tocó el piso, por decir lo menos, cuando comencé a leer. El comentario empezaba con “Detesto leer las (palabra sucia) que publicas…” y de ahí la cosa fue cuesta abajo.

No soy de ponerme a discutir con necios, pero esto ameritaba una respuesta de mi parte. Por un lado sentí indignación y por otro curiosidad. Digo, si detestas leer algo, ¿entonces para qué lo lees?, fue más o menos mi contestación. El asunto no quedó ahí: el individuo me dijo que está en todo su derecho de opinar, y que si no me gusta que me opinen, entonces que me busque otro oficio y no ande publicando lo que escribo.

Trabajo en un medio de comunicación, así que obviamente apoyo todo lo que tiene que ver con la libertad de expresión, ¿pero saben lo que me molesta? No es nada de lo que esta persona haya dicho. Lo que me irrita es que queda de manifiesto otro mal que aqueja a nuestra sociedad: todo el mundo se siente con derecho a opinar, y bajo el manto de la opinión muchas personas escudan su intolerancia hacia los demás.

Afortunadamente, no lo vivo mucho en carne propia. Este fue un caso aislado, pero lo veo bastante en otras partes, casi todas en el medio virtual.

El otro día, por ejemplo, leí en Facebook el post de una señora angustiada tratando de encontrar un dispositivo que su hijo necesita para escuchar y que ella dejó olvidado en el bus. Entre todos los comentarios de empatía, no faltó la retahíla de los sabihondos impartiendo clases de español y criticando (si esa es la palabra) los errores de ortografía que esta humilde mujer cometió en su publicación.

Debe ser que los aparatos nos están deshumanizado tanto que, cuando comentamos, respondemos y chateamos, se nos olvida que de hecho hay una persona real del otro lado de la conexión.

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2 comentarios

  1. buenas noches señora Sarita,

    No le preste atención a esos comentarios necios, usted es una persona que expresa sus vivencias y que son casi las mismas que la de otras personas, felicidades y muchos exitos.

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