PERO QUE NO DESCANSE EN PAZ.

Extraño los tiempos en que lo peor que te podía pasar con un vestido, era vérselo puesto a otra mujer en la misma fiesta. Pero hoy en día…

El mundo ha mutado hasta convertirse en un sitio subversivo, distorsionado, en conflicto con el sentido común y la realidad.

Hace unos días me encontré con una publicación en Instagram de una de mis tiendas favoritas de ropa femenina, donde un hombre fornido, de pecho peludo, espalda ancha y piernas musculosas, bailaba el chacha y modelaba vaporosos vestidos, que ni siquiera le cerraban.

¿Les digo algo? Me harta. No tanto ver la cara de hombres en campañas de maquillaje, atletas masculinos compitiendo en ligas femeninas, o absurdos como un hombre en la portada de una revista Bride (Novia), sino del intento progresivo por normalizar -y aplaudir- toda esta abominación. Señoras y señores, aunque haya quienes griten lo contrario, les digo que no es normal.

Al comentar al respecto en dicha publicación, alguien me respondió que deje de ser una “bigot” (intolerante), y que no ve en qué me afecta la ropa que decidan vestir los demás.

Quiero aclarar que no me afecta ni me importa lo que nadie use. Lo que sí me importa -y bastante- es la verdad, la realidad, el sentido común y la decencia, fundamentos que cada vez se debilitan más en este mundo al revés, que está a un Jenga de desmoronarse. Si esto me hace intolerante, pues que así sea.

Cada quien es libre de vivir como mejor le parezca, y aunque no me guste, lo respeto. Lo reprensible es pretender que el resto de la humanidad reniegue de principios básicos de biología, y por miedo a ser tildados de intolerantes o no inclusivos, acepte, tolere y hasta celebre la ideología de un porcentaje de la población, para que esta se sienta validada en sus decisiones personales de vida. 

En otra publicación sobre la debacle de Budweiser, en una cuenta de Panamá, escribí de nuevo mi opinión. Esto fue lo que alguien me contestó: “Absurdo para ti, hermoso y natural para mí. El movimiento busca también otro tipo de reinvindicaciones y definitivamente que esto está en manos de valientes que van de frente”.

Para mí hermoso es un atardecer colorido, la carcajada de un bebé, un jardín lleno de flores. No un hombre de 26 años, proclamando que es una niña, siendo la cara de la campaña de sostenes deportivos de un gigante como Nike. Tampoco me parece valiente envolverse en falsedad.

En fin, si una parte del mundo enloqueció, la otra no puede darse el lujo de quedar muda.

Pueden haber miles de interpretaciones, pero la realidad no depende de sentimientos ni percepciones. Aunque la tapes o no la veas, ahí está.

La verdad jamás se va a borrar, y mucho menos, con Liquid Paper.