Sin filtro

Me encanta ir al cine. Corrijo. Me encanta ver películas buenas en el cine y disfrutarlas con pop corn y soda en mano.

La mayoría de las veces, cuando se termina la película, la comento con los demás, pero lo más probable es que al día siguiente ya ni la recuerde.

Pero ese no fue el caso con la cinta que vi la semana pasada, una producción chilena llamada Sin Filtro. No conozco a la actriz, ni idea del director, y mucho menos nada del cine chileno, o sea que jamás hubiera ido por mi propia iniciativa, pero me invitaron, así que fui ¡y estuvo wow! Es una comedia, pero me sacudió el cerebro en diferentes niveles, y les diré por qué.

Pero antes advierto que si no la han visto, y piensan verla, pasen la página y no sigan leyendo. Si la vieron o no les importa que se las cuente, prosigan.

El filme trata de una mujer agobiada por todo lo que acontece en su vida. Las fiestas a todo volumen de sus vecinos no la dejan dormir, el marido ronca como bestia y no la ayuda en nada, el jefe no la valora, la mejor amiga no la escucha, su hermana se aprovecha, y un largo etcétera de cosas. Son situaciones que cuando las ves en pantalla te provocan risa, pero en el fondo resuenan contigo, porque a nadie le gusta hablar con alguien y que te presten atención solo a medias porque está metido en el celular, o que tu esposo diga que va a pagar la cuenta de algo y de pronto te suspenden el servicio porque no lo hizo, y te toca bañarte con agua fría.
Por eso no sorprende que la pobre Pía, como se llama la protagonista, se siente con el pecho apretado constantemente y empieza todos sus días con un coctel generoso de antidepresivos y pastillas para la ansiedad.

Como es buena gente se aguanta las cosas calladas, hasta que un día toca fondo y por carambolas llega al consultorio de Yi-Ho, un enigmático médico chino que le hace un «tratamiento». Cuando termina, sale de ahí transformada, literalmente sin filtro, y le dice la verdad en la cara a todos a quien se encuentra. Hasta le ladra de vuelta a un perro.

Ya pasaron varios días de mi ida al cine, y miren qué buena me pareció la película que sigo pensando en ella y escribo mis conclusiones, que son:

* No es bueno guardarse las cosas. Las personas somos como las ollas de presión. Si las dejas tapadas todo el tiempo, tarde o temprano la tapa saldrá volando.
* Pero tampoco puedes decir todo lo que piensas, porque puedes herir a las personas. Si es el señor del cable tal vez no te importe, pero no le hagas lo mismo a tu hermana.
* Las medicinas son muletas. Si tú misma no resuelves los temas que te tienen agobiada, una caja de Prozac tampoco lo hará.
* Hay diferentes formas de llamar una misma cosa. Un embajador de marca y un influenciador es exactamente lo mismo. Aunque uno suene muy 2013 y el otro sea totalmente 2016.
* Hay cosas que aunque las saques de tu sistema igual te seguirán doliendo. Y está bien; no pasa nada.
* Las personas no cambian; pueden fluctuar un poco a la derecha o hacia la izquierda, pero seguirán siendo fieles a su esencia.
* La paz interior es algo que le toca a cada quien trabajar por su cuenta, ya sea solo o acompañado.

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