el café con teclas
Sin permiso, por favor
Nuestro idioma es extremadamente rico. Según Google, el diccionario de la Real Academia Española contiene 93,111 palabras, por lo que seguramente nunca quedaremos cortos de vocablos para expresarnos.
Pero de vez en cuando tomo prestadas algunas palabras en inglés para describir ciertas cosas o situaciones, pues me parece que no tienen una traducción tan elocuente en español.
Por ejemplo, awkward, cuyo significado es ‘incómodo’, pero que a mi criterio se queda medio corto. Si torpeza e incomodidad se casaran, sus vástagos serían la traducción que busco.
Y esos son los momentos que cada vez más vivo en el año 2020, cuando salgo.
Voy bajando por el ascensor, cuando se detiene en otro piso. Solo que los mandamientos del edificio, que digo, el reglamento, estipula que solo puede viajar un pasajero a la vez, a menos que residan en el mismo apartamento. Así que mientras se va cerrando la puerta del elevador, levanto mis hombros y le lanzó una mirada de despedida compasiva al vecino, cuando en verdad me siento awkward.
Si me detengo en la farmacia, corro para colarme en la puerta que abrió el que entró antes que yo, así sea que tenga que meter el pie para abrirla más y poder pasar, todo sea con tal de no tocar nada con mis manos. Ahora el guardia es el que me mira a mí, pero no con compasión, sino con una expresión de “Ay Señor”. Awkward.
La semana pasada fui al Deli-Gourmet, y eso fue mega awkward. Hay unos escalones para bajar al área de cafetería. Yo quería bajar y otra señora quería subir. Con ese tema del distanciamiento social, nos quedamos con la incertidumbre de quién va primero. Al final lo hicimos a la vez, cada una con cara de que la otra huele mal.
Después, cuando quieres preguntar dónde está la salsa chipotle y productos varios, sientes que nadie te entiende, porque la mascarilla daña la acústica. Yo sé que uno escucha por las orejas, pero por alguna razón indescifrable cuando me tapo la boca con una mascarilla, mis oídos dejan de funcionar a su capacidad real.
Una pregunta que tengo, en este asunto del distanciamiento antisocial, que digo social, es: ¿qué haces cuando quieres sacar algo del congelador que está en el medio, si hay otra persona tomándose su tiempo para escoger una lasaña, y tú necesitas de las empanadas que están al lado? ¿Estiras el brazo, desde el metro y medio de distancia, esperando que milagrosamente las alcance; te vas al otro lado para acceder la isleta desde el punto cardenal norte, o simplemente te lanzas ahí mismo por tus empanadas, solo cuidándote de no respirar en la misma dirección que la señora de la lasaña, con todo y eso que ambas llevan puestas sus mascarillas? ¿Hay algún protocolo a seguir en estas instancias?
Yo finalmente agarré lo que necesitaba, y los productos estaban amontonados en mis manos. Así que los eché en una canasta, y justo ahí, cuando la levanté por las agarraderas, se me escapó un lamento. “¡No, no! ¿por quéeee?”. Quién sabe cuánta gente más las habrá tocado. Baño de gel antibacterial. Awkward.