Una Experiencia Impactante

imageEl año pasado tuve la oportunidad de realizar un viaje que, cada persona que tiene las posibilidades, debería hacer una vez en su vida. Fui a Polonia como parte de la primera delegación panameña de adultos a la Marcha de la Vida.
Es conocido por todos las atrocidades que se cometieron en la II Guerra Mundial, una época nefasta para la raza humana. Pero uno no puede imaginar en verdad la magnitud del horror, hasta no pisar un campo de concentración como el infame Auschwitz.
Lo primero que salta a la vista son los rieles del tren, que con solo verlos, se te eriza la piel. Más de un millón de víctimas fueron trasladadas a Auschwitz desde los confines europeos, en vagones de ganado, hacinados, apretados y sin ventilación ni comida, a una muerte certera casi en su totalidad.
Ver las barracas heladas, las letrinas, las montañas de zapatos, cabello, ropa y posesiones usurpadas a los judíos, las cámaras de gas y crematorios, fue una experiencia impactante y estremecedora, que me permitió apreciar los extremos en que pueden desembocar el odio y la intolerancia. Pero del mismo modo, estar ahí reunida con más de 12,000 personas de todo el mundo,  de diferentes fes y procedencias, unidos con un propósito común, fue reconfortante y esperanzador.
Este año, para conmemorar el Día del Holocausto y el Heroísmo, se va a poner en escena en el Teatro Nacional la función de danza contemporánea Las mariposas ya no viven aquí, dirigida por el coreógrafo español Fernando Hurtado. Más de 60 personas, sin distinción de credo ni raza, forman parte del elenco de esta presentación, con el objetivo de mandar un mensaje alto y claro de fraternidad y tolerancia.

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3 comentarios

  1. Hola! Estoy comenzando a ver tu blog y empecé por este artículo. Qué triste que no pude ver la presentación de las mariposas. Quise comentar porque de chica tuve un periodo en el que investigué mucho sobre el Holocausto (a raíz de perder y comprar el diario de Ana Frank unas tres veces), y cuando tuve la oportunidad de viajar a Berlín hace unos años, convencí a mi mamá de visitar el campo de concentración más cercano. Era Sachsenhausen. Era un día gris y frío, hasta nos lloviznó (mientras que en Berlín hacía un sol bonito). Dar todo el recorrido, entrar en las casas y los baños, ver y escuchar todo lo que dicen los guías… Ha sido una de las experiencias de un día más fuertes que he tenido. Esa sensación de que donde estás parado no hay donde poner el pie o donde mirar que no sientas que ahí hubo dolor. Y, aún así, poder ver la estructura y la organización de todo es sorprendente… Mucha mente en algo tan equivocado.
    Disculpa que me extendí, pero es bueno poder compartirlo con alguien que vio algo similar. Felicitaciones por tu blog. Seguiré leyendo 🙂

    • Muchas gracias, Ana. Me gusta escribir, pero también disfruto leer y escuchar de los demás. La función de las Mariposas es, si no me equivoco, el 17, 18 y 19, así que creo que aún estás a tiempo. Qué bueno que pudiste visitar un campo de concentración. Es una experiencia como dices, fuerte, pero necesaria. Por mi parte creo que si yo no lo hubiera visto en persona, jamás hubiera entendido de verdad la magnitud de la tragedia.Saludos y gracias por leerme 🙂

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