El «I-love-me ring»

Esto va a sonar un poco loco, pero hace unos años desarrollé la práctica de regalarme cosas a mí misma.

Todo comenzó un día en que estaba comprando algo en línea. Al momento de hacer “checkout”, se me abrió una ventanita con la opción de regalo. Había que pagar $5 por una caja y envoltura, o llenar solo una tarjeta sin costo alguno. De relajo opté por la segunda opción y en “For:” puse “Sarita”, y en “Message:” puse “Que lo disfrutes; ¡te lo mereces!”. Podrán pensar que soy una demente, una creída, o las dos. Lo cierto es que me olvidé por completo del asunto, hasta la semana siguiente en que me llegó la caja, y al abrirla encontré el top hermoso que había comprado, y una tarjetita recordándome lo especial que soy (por lo menos para mí). Es inconsecuente que la que cree eso, sea yo misma. Al final del día, ¿a quién le importa lo que piensan los demás? A mí un poco, pero le presto más atención a lo que pienso y siento yo. Desde ese día, no desaprovecho tarjetas en blanco. (Quizá tengo un problema de autoestima muy alta…Tengo que chequearme eso, jaja…).

Pero hablando en serio, ¿cuál es la moraleja de esta historia? Que es importante darse valor a uno mismo. En la vida no hay nada perfecto. Las cosas buenas hay que aprovecharlas mientras duren, y a las malas hay que tenerles paciencia mientras pasen. Pero en esos momentos de adversidad, hay que echar adelante. Y es justo en esos instantes, en que más debemos recordar quiénes somos y lo que valemos.

Hace un tiempo atravesé una mala racha. Tenía problemas que me tenían agobiada. Con suerte, todos tenemos en nuestra vida una o varias personas en quién apoyarnos en momentos de dificultad: tu pareja, padres, hermanos, amigas, etc. Pero la realidad del asunto es que a la hora de la hora, ellos solo pueden ayudar a levantarte y tal vez sostenerte. Pero llegado el momento, si no haces el esfuerzo tú misma, vas a volver a caer. Flexionar tus músculos para mantenerte y andar un paso a la vez, es algo que solo tú puedes hacer por ti.

Hay muletas, claro (Tafil, alcohol, hacer ejercicio, ¡shopping! son algunas de las que se me ocurren), pero esos solo son remedios temporales.

Como dicen, la vida te da limones. Hay gente que dice “haz limonada”. Otras te dicen “¡haz mojitos!”. Si por mí fuera, tiraría esos limones de vuelta al lugar de donde vinieron… Pero como eso no es posible, lo único que queda por hacer, es lo mejor que puedas con cada situación que te da la vida. Con eso en mente, un día me dije “¡Hasta aquí!”, y pasé la página. Además, quise hacer algo especial por mí, algo que tuviera un significado. Fue así que llegué a la joyería y compré el anillo más lindo que podía costearme en esos momentos. No solo eso, le mandé a grabar la frase “I love me” adentro, en una letra cursiva y bonita. Desde ese día no me lo quito ni para bañarme. Es un testimonio al compromiso que tengo conmigo misma de ser feliz y echar adelante, sea lo que sea que me depare la vida. Esa es la lección: quiéranse y aprecien lo que valen, porque cada persona en este mundo es única e irremplazable. Y esa es la historia del “I-love-me ring».

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6 comentarios

  1. Que sea un testimonio «I love me» , un CD de música , una crema aromática ,un paseo al Mall, lo que sea para subir esa Serotonina , háganlo….uno se lo debe a sí mismo….

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